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¿Dormir o no dormir? Esa es la cuestión

Desperté. De camino a la cocina tuve la sensación de haber estado fuera de mi vida las 2 últimas semanas. Lo cierto es que no me había ido a ninguna parte. Al parecer el sueño había durado más de lo que pensaba. El huracán Hacienda se había marchado. No había hecho grandes destrozos. No había ... ¿Dormir o no dormir? Esa es la cuestión

Desperté. De camino a la cocina tuve la sensación de haber estado fuera de mi vida las 2 últimas semanas. Lo cierto es que no me había ido a ninguna parte. Al parecer el sueño había durado más de lo que pensaba. El huracán Hacienda se había marchado. No había hecho grandes destrozos. No había desorden, más bien… abandono. Mi vida me echaba de menos, y  había llegado el momento de volver a mimarla.  Me froté los ojos,  me senté en el escritorio y comencé a escribir.

Echando la vista atrás, las horas de sueño es lo que más ha escaseado durante este tiempo. Un maratón de dormir es lo que pide mi cuerpo serrano. Me he citado conmigo misma para el sábado. Impaciente estoy de enfundarme en mi pijama de franela, taparme hasta las cejas, tirar el despertador por la ventana, y llamar a Morfeo para que me acune.

La falta de sueño es una de la cuestiones que más pone en peligro nuestra salud. Es un proceso imprescindible para recargar energías, mantener a raya el estrés, y preparar nuestra mente para un mejor rendimiento. Así que la respuesta a ¿Dormir  o no dormir? para mi es clara. Dormir SIEMPRE.

Nadie nos enseña los hábitos más saludables para dormir. Es algo que hacemos de forma automática, pero podemos estar cometiendo errores sin saberlo. Y quizás esas horas  de sueño no sean tan provechosas como creemos. Si te levantas cansado, con la sensación de no haber dormido lo suficiente, puede ser por 2 razones. La primera, que de verdad no estés durmiendo lo suficiente (lo recomendable para un buen descanso son 8 horas). La segunda, que no estés teniendo en cuenta alguna de estas cuestiones:

LA POSTURA

Por lo general, cada uno de nosotros tendemos a quedarnos dormidos en una misma postura. Algunos incluso se duermen apoyados en el palo de un gallinero. Allá cada cual con sus costumbres.  🙂
Cuando de dormir en la cama se trata, las posturas quedan limitadas a 3, boca arriba, boca abajo y de lado. A lo largo de la noche nos movemos y cambiamos de postura un montón veces, así que es interesante saber cuáles son las más saludables, y  nos ayudan a descansar mejor.

Boca abajo. Es la menos recomendada de todas, y la favorita de la niña del exhorcista. El resto de los mortales en esta postura sometemos al cuello a un montón de estrés. La postura de la zona cervical es forzada, y la del resto de la columna vertebral también.

Boca arriba. Si de evitar las arrugas se trata, esta es “la posición”. Dicen los expertos, que debido a que el rostro no entra en contacto con la almohada la formación de arrugas se minimiza.  En contraposición puedes llegar a roncar igual que un oso. Ya que en este postura  la lengua se desplaza hacia la faringe y disminuye la apertura de esta, lo que obstruye el paso del aire. Antes de lanzarte a dormir toda la noche panza arriba, regálale a tu media naranja un buen par de tapones para los oídos, y ¡Adiós arrugas!.  Otro punto a favor de dormir boca arriba, es  que la espalda descansa recta y sin forzar, evitando así los dolores cervicales y de espalda. Si además colocamos los brazos a lo largo del cuerpo evitaremos oprimir los nervios de estos.

De lado. Es la más frecuente. La más beneficiosa y saludable. Y mi favorita. Durmiendo de lado evitamos los ronquidos, los dolores cervicales y de espalda. Es preferible dormir sobre el lado del corazón para favorecer la circulación sanguinea, y la digestión.  Eso sí, siempre que no nos importe que alguna arruguilla que otra asome por nuestro rostro. En esta postura el roce con la almohada es mayor y puede aumentar la aparición de estas en los ojos, los pómulos, o la barbilla.

LA ALMOHADA

La forma, el grosor, y la firmeza de la mejor compañera imaginable,  depende de nuestra postura al dormir. ¿Quién no disfruta como un niño zambuyéndose en una piscina, cuando al final del día consigues apoyar la cabeza en la almohada? Llegada la hora, la almohada ha de ser perfecta para no estropearnos ese momento.
Si dormimos boca abajo, la almohada deberá tener poca altura y grosor, para evitar un mayor estrés cervical. Si nuestra postura favorita es boca arriba, la almohada debe tener una altura suficiente para que la cabeza repose hacia atrás sin que se borre la concavidad posterior de la columna. Tanto la base del cráneo como las cervicales  deben reposar  sobre ésta permaneciendo la cabeza alineada con los hombros y el tronco. Y si dormimos de lado, la almohada debe tener mayor grosor y densidad para dar soporte a la cabeza y que ésta repose alineada con el eje marcado por las vértebras.

EL COLCHÓN

¿Te irías a vivir con un desconocido los próximos 10 años de tu vida?  Pues es lo que solemos hacer con nuestro colchón. Así que para acertar tiene que haber un cortejo previo. Imagina que el colchón que te gusta te hiciese estas preguntas:

¿Duermes solo o acompañado? Si duermes acompañado es más recomendable un colchón de látex o de muelles embolsados. Ayudan a mantener la independencia de movimientos. Vamos,  que por muchas vueltas que demos en la cama,  el amor de nuestros amores podrá seguir durmiendo a pierna a suelta. Si alguno de los dos es mas pesado que un melón en las pestañas, lo más recomendable es optar por dos colchones unidos.

¿Cúanto mides? El colchón debe medir al menos 10 cm más que vuestra estatura.

¿Cuánto pesas? ¡No es necesario que lo confieses! Lo único que debes saber es que a mayor peso mayor firmeza, para que proporcione una mayor sujección. Y a menor peso mayor flexibilidad para que se adapte a tu forma corporal y se reparta el peso.

¿En qué postura duermes?  Si duermes boca arriba debes escoger un colchón más bien duro. Si duermes de lado,  debe tener algo menos de firmeza para  permitir que el hombro pueda hundirse levemente, y estar más cómodo.

¿Eres friolero o todo lo contrario?   Los colchones de muelles son más frescos. Los de látex, espuma y los viscoelásticos  ayudan a conservar el calor.

Si el colchón al que le has echado el ojo, cumple todos los requisitos, has encontrado a tu compañero de piso ideal para los próximos años.

LAS SÁBANAS

Para elegir  las sábanas, además de tener un color y un estampado que nos guste, lo primordial es el tejido. Es más recomendable que sean de algodón.  Si puede ser 100% algodón mejor, y si además es egipcio, pues, oye… mejor que mejor. Merece la pena romper nuestro cerdito,  y gastarnos un poquito más en depende qué cosas. ¿No crees?

LA ESTANCIA

El dormitorio debe permanecer siempre limpio. Libre de polvo y pelusas. Perfectamente ventilado. Al despertar abre las ventanas del cuarto de par en par 10 minutos. Ya lo tienes. Deja la cama sin hacer  durante estos minutos. Antes de hacerla sacude las sábanas para que ventilen. Y cuando toque el cambio de sábanas, deja la cama sin vestir un ratito para facilitar la ventilación del colchón.

Pi-pi-piiii Pi-pi-piiii Pi-pipiiii. ¿Es mi desperador? ¿Cómo es posible que tenga tanto sueño acumulado? ¿Soñar con domir es entrar en bucle?

Despierto. De camino a la cocina tengo la sensación de haber estado fuera de mi vida las 2 últimas semanas. Lo cierto es que no me he ido a ninguna parte. Sin embargo, ya estoy de vuelta.

¡Qué tengáis una feliz semana!

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