Y de pronto un día, el marido de una de mis clientes, me llama y me dice que él también quiere su armario ordenado. Que lleva meses viendo como su mujer mantiene el orden conseguido en su ropero fácilmente y quiere organizar su ropa para tener todo más a mano, y ahorrar tiempo a la hora de vestirse. Una muestra de que el orden se contagia e inevitablemente se expande.
Así que ahora ya lo sabéis, la mejor forma de conseguir que el armario de tu media naranja se ordene sin tu participación, es organizar el tuyo y mantenerlo en orden.
Ante una propuesta así, no podía negarme. Concretamos día y hora, y nos pusimos manos a la obra.
La ropa estaba muy bien cuidada y descartamos muy pocas prendas, así que el trabajo se centró en mejorar la organización y aprender las diferentes formas de doblar las prendas verticalmente.
A primera vista, la sensación que tuve es que su ropa quería salir corriendo de su armario. A pesar de estar bien doblada, el espacio disponible del armario no estaba correctamente aprovechado.
Las camisetas de la balda superior no tenían suficiente espacio. Para aprovechar el fondo del armario estaban colocadas en una fila doble, por lo que parte de ellas quedaban fuera de la vista, y no se utilizaban.
La parte inferior del armario no tiene cajones, ni baldas, por lo que la ropa colocada en esta zona parecía estar tirada.
Y como ya es costumbre, me encontré los calcetines hechos pelotas.
Después de la sesión de orden y de buscar las soluciones de almacenaje más apropiadas para su estilo de vida, el resultado ha sido un armario visualmente mucho más agradable, con más fácil acceso a las prendas y un sensación de espacio que no había antes.
Las camisetas dobladas verticalmente ocupan mucho menos espacio, se ven todas con un sólo golpe de vista, y se puede coger cualquiera de ellas sin mover o arrastrar el resto.
El cajón de los calcetines ha dado un giro espectacular. Ahora cada par de calcetines tiene su lugar y descansan plácidamente durante el tiempo que no les toca moverse de un lado para otro cuando están en nuestros pies.
El resultado fue mucho mejor de lo que esperaba, y aunque los hombres no son tan propensos a utilizar los servicios de un organizador profesional, ni a ocuparse de determinadas cosas, una vez finalizado el trabajo también sintió que todo estaba en orden y bajo control, una sensación que nos proporciona seguridad en nosotros mismos.
Espero que os haya inspirado para poner orden en vuestras cosas, y sino queréis dedicarle tiempo pero os encantaría que todo estuviese ordenado al volver del trabajo, recordad que puedo ayudaros.
¡Que tengas una feliz semana!
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